5. He contado los días de antaño. No hay duda de que se esforzó por calmar su dolor recordando su anterior alegría; pero nos informa que el alivio no fue tan fácil ni tan rápido. En la antigüedad y en los años de la antigüedad, parece que no solo se refiere al breve curso de su propia vida, sino que comprende muchas edades. El pueblo de Dios, en sus aflicciones, debe, indudablemente, poner delante de sus ojos y llamar a su memoria, no solo las bendiciones divinas que han experimentado individualmente, sino también todas las bendiciones que Dios ha otorgado en todos los tiempos. Sin embargo, su Iglesia puede deducirse fácilmente del texto, que cuando el profeta consideró en su mente las misericordias que Dios había otorgado en el pasado, comenzó con su propia experiencia.

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