58. Y lo provocaron a enojarse con sus lugares altos. Aquí hemos aducido la especie de deserción mediante la cual los israelitas proporcionaron evidencia indiscutible de que se negaron a ser fieles a Dios y a rendirle lealtad. Habían sido suficientemente, y más que suficientemente advertidos, que el servicio de Dios sería pervertido y contaminado, a menos que estuvieran regulados en cada parte de él por la Palabra Divina; y ahora, sin tener en cuenta toda su ley, siguen imprudentemente sus propios inventos. Y los frutos que proceden uniformemente del desprecio de la ley son que los hombres que eligen más bien seguir su propio entendimiento que someterse a la autoridad de Dios, se casan con supersticiones groseras. El salmista se queja de que el servicio de Dios fue corrompido por ellos de dos maneras; en primer lugar, al desfigurar la gloria de Dios, al establecerse ídolos e imágenes grabadas; y, en segundo lugar, al inventar ceremonias extrañas y prohibidas para apaciguar la ira de Dios.

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