6 Me has puesto en el pozo más bajo. El salmista ahora reconoce más claramente, que cualquier adversidad que sufrió procedió de la mano divina. De hecho, ningún hombre sinceramente se acercará a Dios para buscar alivio sin una persuasión previa de que es la mano Divina la que lo hiere, y que nada sucede por casualidad. Es observable que cuanto más se acerca el profeta a Dios, más amargado está su dolor; porque nada es más terrible para los santos que el juicio de Dios.

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