42 Has exaltado la mano derecha de sus opresores. Aquí él declara que Dios participó con los enemigos del rey; porque él sabía muy bien que estos enemigos no podrían haber prevalecido sino por la voluntad de Dios, que inspira a algunos con valor y hace que otros se desmayen. En resumen, en proporción al número de las calamidades que habían caído sobre el pueblo elegido, era el número de las evidencias de que habían sido abandonados por Dios; porque, mientras él continuara con su favor, el mundo entero, con todas sus maquinaciones, no podía perjudicar la estabilidad de ese reino. Si se hubiera dicho que los enemigos del rey obtuvieron la victoria, la declaración habría sido bastante cierta; pero no habría sido un modo de expresión tan obviamente adecuado para exaltar el poder divino; como se podría haber pensado que los hombres que se oponían a Dios, por su propio poder, habían forzado su camino y efectuado su propósito, incluso contra aquellos que disfrutaban de su protección. En consecuencia, el profeta reflexiona consigo mismo, que a menos que la ira divina haya sido enfurecida, ese reino que Dios había erigido no podría haber sido reducido a una condición tan extremadamente miserable.

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