22 Pero Jehová ha sido mi fortaleza El salmista declara que, por grandes que fueran las extremidades a las que había sido reducido, había encontrado ayuda suficiente en la protección individual de Dios; pasando así una nueva recomendación sobre su poder, que había sido solo y sin ayuda, para sofocar los esfuerzos más poderosos: toda la fuerza y ​​la furia de sus numerosos enemigos. Él hace más que decir que Dios era una fortaleza, donde podría esconderse con seguridad, y desde la cual podía desafiar a cada asalto. Habiéndose felicitado por la protección divina, procede a denunciar la destrucción de sus enemigos; porque debe considerarse como una prerrogativa especial de Dios hacer que el mal que sus enemigos idean contra su pueblo retrocedan sobre sus propias cabezas. La mera derrota y la frustración de sus intentos no permitirían una exhibición despreciable de la justicia divina; pero el juicio de Dios se manifiesta mucho más maravillosamente cuando caen en el pozo que ellos mismos habían preparado, cuando todos los sutiles planes que han adoptado para arruinar al inocente terminan siendo destruidos por su propia astucia, y cuando han hecho su lo más importante, caen por su propia espada. Somos lentos para creer que este será el problema, y ​​en consecuencia se dice dos veces - él los cortará - el Señor nuestro Dios los cortará También puede notarse, que el salmista al usar la expresión nuestro Dios, sostiene alentamos a los fieles, recordándonos lo que había dicho anteriormente, que Dios no olvidará su propia herencia, ni siquiera su pueblo a quien ha traído a la fe de sí mismo.

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