Entre los capítulos 3 y 4 no hay descanso. La incredulidad de la generación del desierto se presenta como una advertencia, y su uso a este respecto se justifica por el hecho de que la promesa que se les hizo todavía se hace, y es una palabra "viva" que revela los propósitos más íntimos del corazón y es inevitable en su juicio.

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Antiguo Testamento