7. La parábola del sembrador: Lucas 8:4-18 .

El pasaje anterior indica un cambio en el modo de vida exterior del Señor. El siguiente pasaje indica un cambio en Su modo de enseñar; por lo tanto, se ha llegado a una crisis. La secuela nos hará conocer su naturaleza. Antes de esto, Jesús había dicho algunas parábolas ( Lucas 8:36-39 ; Lucas 6:39 ; Lucas 6:47 y siguientes).

). Desde ahora, y desde hace mucho tiempo, habitualmente hace uso de este método. La parábola posee la doble propiedad de dejar una impresión indeleble de la verdad en la mente de quien es capaz de percibirla a través de la figura que la viste, y de velarla de la observación del oyente distraído o indolente cuya mente hace ningún esfuerzo para penetrar esta cubierta. Por lo tanto, está admirablemente preparado para hacer una selección de los oyentes.

El término parábola (de παραβάλλειν, colocar al lado del otro ) denota una forma de instrucción en la que, al lado de la verdad, se coloca la imagen que la representa. Este es también el significado de παροιμία, un camino al costado del camino principal. La parábola se parece mucho a la fábula; pero difiere de él en dos aspectos, uno de sustancia, el otro de forma.

Mientras que la fábula se refiere a las relaciones de los hombres entre sí ya las leyes morales que regulan estas relaciones, la parábola trata de las relaciones del hombre con Dios y de los elevados principios por los que se rigen. La esfera más elevada en que se mueve la parábola determina la diferencia de forma que la distingue de la fábula. La fábula participa de un carácter humorístico; es perfectamente permisible, por lo tanto, en él hacer hablar a las plantas y los animales.

El objetivo de la parábola es demasiado serio para concordar con tales ficciones. No debe haber nada en la imagen que viole la probabilidad. En la parábola se pueden emplear animales y objetos materiales (ovejas, levadura); pero no deben asumir un carácter contrario a su naturaleza actual. La parábola fue el modo de enseñanza más natural que Jesús adoptó. Viviendo en la contemplación incesante del mundo divino, que estaba abierto a su sentido interior, encontrándose al mismo tiempo también en constante relación con el mundo exterior, que observaba con atención inteligente y serena, se vio necesariamente llevado a hacer constantes comparaciones de estas dos esferas, y percibir las innumerables analogías que existen entre ellas.

La primera parábola que pronunció que fue completamente elaborada, parece haber sido la del sembrador. Mateo la convierte en la parábola inicial de la gran colección del cap. 13. Marcos le asigna un lugar similar a la cabeza de una colección más limitada, cap. 4. Es la única, además de la de los labradores, parábola perteneciente a los últimos días de nuestro Señor, que se ha conservado en los tres Syn. En las tres, la explicación general que Jesús da a sus discípulos de una vez por todas, de por qué emplea esta forma de enseñanza, está relacionada con el relato de esta parábola.

Parece, pues, que fue la primera semejanza completa que les ofreció. Además, fue la que parece haber impactado más a los discípulos, y la que más se repetía en la tradición oral; esto explica su reproducción por nuestros tres evangelistas.

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