23 Como la constitución política de la comunidad judía hacía prácticamente imposible adquirir grandes posesiones sin oprimir a otros, las riquezas eran un obstáculo y se pierden en gran parte en los reajustes de ese día. Ningún rico, como tal, entrará.

26 Véase Jeremías 32:17; Lucas_1:37.

27-30 Comparar Mar_10:28-31; Lucas 18:28-30.

27 Véase Mat_4:18; Lucas_5:11.

27 Por otro lado, aquellos hijos de ese reino que lo pierdan todo, incluso el disfrute de su propia asignación para el tiempo, encontrarán una sobreabundante recompensa en especie, en el reino, no solo por el breve espacio de su vida mortal, sino para todo el eón venidero. Los apóstoles, que más sufrieron, más ganarán. El gobierno de la nación estará en sus manos. Esto explica en parte por qué debe haber solo doce apóstoles, uno por cada tribu.

Las demás naciones estarán bajo la jurisdicción del hijo varón (Ap_12:5), una compañía de Israel distinta de los doce. Se verá que Pablo no tiene lugar en el gobierno de ese reino. Él y los que están relacionados con su ministerio, tienen un destino celestial y juzgarán a los mensajeros (Ef_1:3; 1Co_6:3).

28 Véase Mat_20:21; Lucas 22:28-30.

30 Véase Mat_20:16; Luk_13:30.

1 Muchas de las explicaciones de esta parábola ignoran el hecho de que ilustra el reino de los cielos, y no tienen la intención de ser aplicadas a nuestro servicio a Dios. Si se aplica así, difícilmente puede fomentar algo más que la ociosidad con la esperanza de que un poco de trabajo al final de la vida traiga una recompensa igual, si no mayor, que una larga carrera de sufrimiento en el servicio. La viña es Israel. Los que pactaban por un denario al día estaban bajo la ley y recibían lo que les correspondía.

Los otros fueron recipientes de varios grados de gracia. Los trabajadores de la tercera hora estaban bajo promesa. Aunque no hicieron ningún contrato, recibieron más de lo que tenían derecho a esperar, porque habían mezclado su trabajo con un poco de confianza en el amo de casa. En la hora sexta y novena tenemos las mismas circunstancias, pero menos desiertos. Los trabajadores de la undécima hora no parecen haber tenido ni siquiera una promesa sobre la cual basar sus expectativas.

Confiaban completamente en el amo de casa y tenían muy poco de sus propias obras para ofrecerle. En este punto debemos insertar otra clase, que no aparece en la parábola, por la muy buena razón de que no hacen nada y no están asociados con el reino. En lo que respecta a la salvación, nuestras obras no tienen parte en ella. Somos los “obreros” de la duodécima hora, que no hemos hecho nada (Romanos 4:5), pero recibimos mucho más que los que se afanan bajo la ley.

Esto se debe a que no dependemos en absoluto de nuestros propios esfuerzos, sino del favor del gran Jefe de Familia. Éramos más bajos que los últimos en la parábola, y nos hemos vuelto más altos que los primeros. Tal es la naturaleza de la gracia. Que nunca busquemos hacer un trato con Dios. Trabajemos sin contrato ni garantías, pero descansemos por completo en la gracia innata que Él se deleita en mostrar cuando sus criaturas le dan la ocasión.

Incluso en el reino, no es la cantidad de trabajo lo que determina la recompensa, sino la cantidad de fe que se combina con ella (Hebreos 4:2). Ya que los que trabajaron todo el día están disgustados con su bondad, y tienen un ojo malvado, y son los últimos, bien podemos creer que no tendrán parte en el reino. No son de la fe sino de las obras de la ley. Tropiezan en la Piedra de Tropiezo (Rom_9:32-33):

¡Lo! Pondré en Sión una piedra de tropiezo y una piedra de lazo, y el que crea en él no será avergonzado.

8 Véase Lev_19:13.

16 Véase Mat_19:30.

17-19 Comparar Mar_10:32-34; Lucas_18:31-34.

17 Aunque el Señor está cegando los ojos de la gente con parábolas, Él está tratando de abrir el entendimiento de Sus discípulos y de involucrar sus corazones con Su gran sacrificio. Parece extraño que ellos, que habían estado acostumbrados a la idea de la propiciación con sangre durante toda su vida, no pudieran considerar Su enseñanza acerca del gran Antitipo de todas sus ofrendas. No los dejó perplejos con parábolas, sino que les habló llana y persistentemente, y aun así ellos no parecen haber captado Su significado hasta que todo lo que Él había dicho había ocurrido, y Él fue levantado de entre los muertos.

20-28 Comparar Mar_10:35-45.

20 Ver Mat_4:21.

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