Porque el Hijo del Hombre vino a buscar ya salvar. No es maravilla que Cristo haya convertido y salvado a Zaqueo, y a los publicanos y pecadores, porque para esto había sido enviado por el Padre, y para esto Él mismo había venido al mundo. Así como la habilidad del médico se muestra en la curación de enfermedades inveteradas, desesperadas y desesperadas, así la suprema virtud de Cristo, el Archimédico, resplandeció en la curación de aquellas enfermedades del alma, que por naturaleza son incurables, como avaricia en los publicanos.

Así atrajo a Zaqueo, el publicano, no sólo a despreciar la avaricia y toda riqueza, sino a abrazar la pobreza evangélica. De la misma manera llamó al publicano y lo hizo Apóstol. La historia de Pedro el publicano o Telonarius, quien renunció a todas sus riquezas y se hizo vender a sí mismo como esclavo, y el dinero se dio a los pobres, es otro ejemplo.

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