Una persona traviesa - literalmente, "un hombre de Belial", i. e., un hombre sin valor (ver la nota Deuteronomio 13:13). Este es el retrato del hombre en el que no se puede confiar, cuya mirada y gestos advierten contra él a todos los que pueden observar. Su discurso es tortuoso y astuto; su guiño le dice al cómplice que la víctima ya está atrapada; sus gestos con pie y mano son mitad engañosos y mitad burlas.

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