Nuestra salvación es aquello a lo que somos llamados. Esto se refiere al momento en que escuchamos el evangelio y lo creímos. Cuando respondemos y obedecemos el evangelio, estamos escuchando el llamado de Dios. Dios todavía llama a la gente de la misma manera hoy. El propósito de este llamado es obtener la gloria de Jesucristo.

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