En nombre de tal me gloriaré, pero en mi propio nombre no me gloriaré, sino en mis debilidades. [Aquí Pablo habla de una experiencia suya, pero se niega a nombrarse a sí mismo, o usar la primera persona, para que no se piense que se está gloriando en su propia exaltación. Había sido arrebatado al paraíso, o el lugar secreto del Todopoderoso. A esto él lo llama el tercer cielo, porque en la estimación judía el aire era el primer cielo, la región del sol, la luna y las estrellas era el segundo cielo.

En algún lugar más allá de las estrellas estaba la morada del Todopoderoso. Fue llevado milagrosamente al cielo, pero si toda su personalidad fue allí, o si simplemente esa parte de él (su naturaleza espiritual) que era adecuada para comprender y disfrutar el cielo, no podía decirlo. Mientras estaba aquí, había oído palabras que no le era lícito tratar de interpretar por el valor insuficiente y, en consecuencia, engañoso de la tierra.

Él cuenta este evento, pero fue un honor tan por encima de su merecimiento que evita incluso el método de contarlo que podría interpretarse como jactancioso. Si se gloriaba en su propio beneficio, aún sería en sus debilidades. Como Pablo escribió esta epístola en el año 57 d. C., la deducción de catorce años nos llevaría al año 43 d. C., la época en que Pablo estaba en Antioquía.]

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento