Hechos 10:15 . Por segunda vez. La mención de este hecho es una parte importante de su declaración en Jerusalén ( Hechos 11:9 ), y agrega allí que esta segunda voz vino 'del cielo.'

Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. El mandato perentorio se convierte ahora en la declaración enfática de un principio. Este es un paso de Rocío en la instrucción que estaba recibiendo San Pedro, una preparación adicional para lo que iba a seguir. Nos incumbe observar que aquí hay una clara referencia a una ordenanza divina. Es Dios (el que hizo todas las cosas puras. Por lo tanto, no debemos considerarlas como impuras.

De inmediato recordamos aquí ciertas palabras registradas en la historia del Evangelio, cuando Cristo mismo dijo que 'lo que entra en la boca del hombre no puede contaminarlo'. Pero es muy importante observar que en ese pasaje, como lo da San Marcos ( Marco 7:19 ), el sentido es, ' este Cristo dijo, pronunciando limpias todas las carnes' siendo la lectura correcta καθαρίζων, no καθαρι ́ ζον.

Esto es notado por Dean Burgon ( Last Twelve Verses of St. Mark, p. 179), quien dice de esta parte de la oración, 'Realmente parece no ser parte del discurso Divino, pero el comentario inspirado del evangelista sobre el Palabras del Salvador. El Señor Jesús en realidad, mediante este discurso Suyo, hizo puras todas las cosas. Y se observa además que el apóstol a quien se dirigieron estas palabras en Jope (y el uso de καθαρίζω es idéntico en los dos casos) fue el apóstol que dirigió a S.

Marcos en la composición de su Evangelio. ¿Podemos dudar que aquellas palabras que había oído de los labios de su Salvador resplandecieron en la memoria de San Pedro, cuando en Jope escuchó ese mandato del cielo, o al menos que el recuerdo de ellas vino cuando reflexionó sobre lo que había oído? Canon Farrar ( Life and Work of St. Paul, vol. ip 276) nos presenta con fuerza este pensamiento, quien ha tratado el asunto con más detalle en el Expositor de 1876.

En cuanto al hecho de la lectura en San Marcos, véase una nota del Dr. Field en su edición de las Homilías de Crisóstomo sobre San Mateo, iii. 112. Debe observarse además que en el relato de San Mateo sobre el discurso del Salvador, se nos dice que fue Pedro quien después 'en la casa' preguntó el significado de lo que el Señor había dicho.

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