Job sostiene, con razón, que sus calamidades no se debieron a sus pecados, sino, incorrectamente, que fueron el resultado de la acción injusta de Dios. Como el lector sabe por el Prólogo, Dios permitió estas pruebas para probar y manifestar la rectitud de Job. La ignorancia de Job sobre esto explica y excusa muchas cosas que de otra manera podrían considerarse imperdonables.

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