La gente se regocijó porque esto era tanto un efecto de la gracia de Dios en ellos, una muestra eminente del favor de Dios para ellos, como una promesa de que esta obra tan deseada recibiría un cumplimiento seguro y rápido. David también se regocijó con gran gozo al ver que era probable que continuara la obra en la que su corazón estaba tan empeñado. Es un gran avivamiento para los hombres buenos, cuando abandonan el mundo, ver a los que dejan atrás celosos por la obra de Dios.

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