Después de un tiempo hebreo, al final de los días; es decir, de un año, como se usa a menudo esa frase. El arroyo se secó por falta de lluvia, y Dios así lo ordenó para el castigo de los israelitas que vivían cerca de él y que hasta ese momento habían sido refrescados por él; y para el ejercicio de la fe de Elías, y para enseñarle a depender solo de Dios, y no de ningún medio natural de apoyo y preservación.

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