Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con el Señor vuestro Dios. Sea sincero y serio en sus propósitos de nueva obediencia. Sea universal, sin dividir; erguido, sin fingir; y constante, sin declinar. Por lo tanto, habiendo hablado a Dios por ellos, que aquí habla de Dios a ellos; y solo aquellos serían mejores para sus oraciones, aquellos que fueron mejorados por su predicación.

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