Todas las personas que quedaron de los amorreos que, es probable, en ese momento se convirtieron en prosélitos de la religión judía, como lo eran los gabaonitas, o al menos renunciaron a su idolatría. A ellos les impuso Salomón un tributo. Los usó como siervos y les impuso trabajos corporales. "Pero, ¿por qué no los destruyó Salomón, como Dios lo había mandado, cuando ahora estaba completamente en su poder para hacerlo?" El mandato de destruirlos ( Deuteronomio 7:2 ) se refería principalmente, si no solo, a esa generación de cananeos que vivieron en el tiempo en que los israelitas entraron en Canaán o cerca del mismo. Y ese mandamiento parece no haber sido absoluto, sino condicional, y con alguna excepción para aquellos que deben someterse y abrazar la religión verdadera, como se puede deducir de Josué 11:19y de la historia de los gabaonitas. Porque si el mandato de Dios hubiera sido absoluto, los juramentos de Josué y de los príncipes no podrían haberlos obligado ni prescindir de tal mandato.

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