El Señor dijo: He escuchado tu oración Esto muestra que el primer versículo debe entenderse como acabamos de decir: porque de lo contrario debemos suponer que esta aparición de Dios a Salomón ha tenido lugar, y esta respuesta ha sido dada a su oración, once años después de haber terminado la casa, y le dirigió esa oración en la dedicación de la misma; lo cual es muy poco probable. He santificado esta casa con mi gloriosa presencia en la nube y mi aceptación de tus sacrificios. Lo he santificado para mi propio uso y servicio. Salomón lo había dedicado, pero era prerrogativa de Dios santificarlo o consagrarlo. Los hombres no pueden santificar un lugar; sin embargo, lo que con sinceridad dedicamos a Dios, podemos esperar que él lo acepte amablemente como suyo. Para poner mi nombre ahí para siempreMientras dure la dispensación mosaica: mientras que hasta ahora mi culto ha sido sucesivamente en varios lugares. Y mis ojos Mi providencia atenta y misericordiosa. Mi corazón Mi verdadero y tierno cariño. Estará allí perpetuamente Estará hacia este lugar y pueblo, con la condición de su obediencia, como se indica a continuación. Aplique esto a las personas, a los templos vivientes de Dios: aquellos a quienes Él santifica o santifica; a quienes él aparta para sí mismo, como consecuencia de su arrepentimiento y fe en Jesús, tenga los ojos puestos y el corazón en ellos; tienen su amor y su cuidado, y esto para siempre.

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