Traed el efod que, sin duda, se vistió Abiatar; de lo contrario, no podría haber consultado al Señor por medio de ella. El Señor dijo: Él descenderá. Él tiene el propósito de venir si continúas aquí. Pues aún así, tanto la pregunta de David como la respuesta de Dios están condicionadas, a la suposición. Como el hecho de que David estuviera allí era el único motivo de la venida de Saúl, entonces, si se marchaba, Saúl no podía tener ningún incentivo para venir. Y en consecuencia, encontramos que dejó a un lado su plan tan pronto como se le informó que David había escapado. Parece probable desde este lugar que la respuesta de Dios por Urim y Tumim no fue por ningún cambio en el color o la situación de las piedras preciosas en el pectoral del efod, sino por una voz o sugerencia de Dios al sumo sacerdote.

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