La maldad procede de los impíos. Es decir, los hombres pueden ser conocidos por sus acciones; los impíos cometerán actos perversos; entre los cuales, este es uno, matar a su soberano señor y rey; y, por tanto, si yo fuera una persona tan malvada como me han representado tus cortesanos, lo habría demostrado ahora, no habría tomado conciencia de imponer manos violentas sobre ti.

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