El Señor tuvo compasión y no los destruirá todavía. Las diversas expresiones, de casi el mismo significado, utilizadas en este versículo, nos llaman a admirar los triunfos de la bondad divina en la liberación de un pueblo tan provocador. Él previó que finalmente se destruirían a sí mismos; pero, hasta el momento, los perdonaría y les daría espacio para que se arrepintieran. La lentitud de los procesos de Dios contra los pecadores debe interpretarse como el avance de su misericordia, no como la impugnación de su justicia. Ni los echéis de su presencia todavía de la tierra de Canaán, a la cual la presencia peculiar de Dios y su adoración pública y solemne estaban ahora confinados.

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