La palabra del Señor está con él. Es un verdadero profeta, y el Señor declara su voluntad por medio de él. Indudablemente le habían informado cómo Elías lo había elegido su sucesor; cómo lo había atendido hasta que fue elevado al cielo, y qué maravillas ya había hecho. Entonces el rey de Israel y Josafat, etc., descendieron a él a su tienda, que estaba en el campamento o no lejos de él. No enviaron a buscarlo, sino que acudieron a él para que, rindiéndole este respeto y honrándolo así, pudieran contratarlo para que les brindara su máxima ayuda.

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