Estos son los estatutos que Moisés, aún profundamente impresionado por la sensación del gran peligro que correría su nación de caer en prácticas idólatras, después de que su asentamiento en la tierra prometida, en la vecindad de tantas naciones supersticiosas, comience aquí una nueva exhortación. a ellos, recordándoles las leyes previstas en su contra, como condiciones indispensables para el goce feliz y pacífico de ese fecundo país.

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