Serviréis a dioses, obra de manos de hombres. Seréis obligados por los hombres y entregados por mí a la idolatría. Así que eso mismo que fue su elección, será su castigo: es justo y habitual que Dios castigue un pecado entregando hombres a otro. Si desde allí buscas al Señor en cualquier lugar en el que estemos, desde allí podemos buscarlo. No hay parte de la tierra que tenga un abismo entre ella y el cielo.

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