Para establecer esto, guardar el día catorce y el día quince del mes de Adar el mes duodécimo; solo un mes antes de la Pascua. Así, el primero y el último mes del año se guardaron en memoria de los días en que Dios los preservó. Se les ordenó que mantuvieran dos días juntos, porque ambos días habían sido apartados este año, el último en Susa y el primero en otras partes; y porque esa victoria sobre sus enemigos, que iba a ser la base de esta fiesta, se había logrado tanto en el decimotercer como en el decimocuarto día. No seamos mezquinos en nuestras devoluciones de alabanza a él, que nos concede sus favores tan generosamente.

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