Y él dijo: Mi Señor se dirigió a uno de los tres, quien parecía tener la preeminencia, probablemente por alguna peculiar majestad que asomaba en su rostro, o por el respeto que le brindaban los otros dos. Traigan un poco de agua. Como en esos climas cálidos la gente iba descalza o solo usaba sandalias, lavarse los pies a menudo era una costumbre y una necesidad.

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