Pensé, seguramente el temor de Dios no está en este lugar, y me matarán. Hay muchos lugares y personas que tienen más temor de Dios en ellos de lo que pensamos que tienen; tal vez no son llamados por nuestro nombre, no llevan nuestras insignias, no se atan a aquello de lo que tenemos una opinión; y por tanto llegamos a la conclusión de que no tienen el temor de Dios en sus corazones.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad