Pero Dios vino a Abimelec en un sueño. Parece por esto que Dios se reveló a sí mismo por sueños, los cuales se evidenciaron como divinos y sobrenaturales, no solo a sus siervos los profetas, sino incluso a aquellos que estaban fuera de los límites de la iglesia; pero por lo general era con alguna consideración hacia el propio pueblo de Dios.

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