Ella es mi hermana. Así que Isaac entra en la misma tentación por la que su padre una y otra vez había sido sorprendido y vencido, a saber, ¡negar a su esposa y revelar que ella era su hermana! Es inexplicable que tanto estos grandes como los buenos hombres sean culpables de tan extraño disimulo, con el que exponen tanto su reputación como la de sus esposas.

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