Pero lo olvidó, estando nuevamente en posesión de los emolumentos de su oficio, y disfrutando de los placeres de la corte, la bondad que José le había mostrado al interpretar sus sueños, así como todas las instrucciones y consejos que había recibido de él respecto al Dios verdadero. y la religión, desaparecida de su recuerdo: ¡un ejemplar este de la amistad del mundo, y una verdadera muestra del desengaño que encontrarán quienes confíen en él!

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