Oíd esto, casa de Jacob, por vuestra convicción y humillación; para que, reconociendo a Dios justo, y aun misericordioso, en lo que ha traído sobre ustedes, le den gloria y se avergüencen de ustedes mismos; a los que se les llama por el nombre de Israel, que son israelitas de nombre, pero no de verdad; y salieron de las aguas de Judá, del linaje de tu progenitor, Judá, como las aguas brotan de una fuente; los cuales juran por el nombre del Señor que profesan la religión verdadera, y un acto de ella es puesto por todos; que lo reconozcan como el Dios verdadero y vuestro Dios, y le den gloria como juez justo de todos. O que jura por el nombre del Señor, como se pueden traducir las palabras; que le juran fidelidad a él como su rey, y se unan a él en un pacto. Y haced mención del Dios de Israel En vuestras oraciones y alabanzas, de quienes a menudo se habla, parece que se enorgullecen y se llaman por su nombre; pero no en verdad ni en justicia, que son los dos ingredientes principales de un juramento legítimo y de una profesión religiosa sincera.

Observa, lector, que nuestras profesiones religiosas no sirven de nada a menos que se hagan en verdad y rectitud. Si no somos sinceros en ellos, tomaremos el nombre del Señor nuestro Dios en vano. Porque O, como suele significar la partícula hebrea, aunque se llaman a sí mismos la ciudad santa, aunque se enorgullecen de ser ciudadanos de Jerusalén, una ciudad santificada por Dios mismo para ser el único lugar de su verdadera adoración y su presencia llena de gracia, lo cual, como era un gran privilegio, les imponía una gran obligación de caminar más santamente de lo que lo hacían. Y permanezcan en el Dios de IsraelNo por una fe verdadera y bien fundada, sino por una confianza vana y presuntuosa, halagándose a sí mismos, como solía hacer la gente, de que deberían gozar de paz y seguridad, a pesar de toda su maldad, porque eran el pueblo del Señor y tenían la Suya. templo y ordenanzas entre ellos; disposición que los profetas notan con frecuencia y censuran duramente en ellos.

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