Entremos en las ciudades defendidas En estos versículos el profeta parece volverse y dirigirse a sus compatriotas a modo de apóstrofe; y, como una de las personas que habitaba en los pueblos abiertos, aconseja a los que estaban en la misma situación que se retiren con él a algunas de las ciudades fortificadas, y allí esperen el evento con paciencia; ya que no había más que terror en el exterior y el ruido del enemigo que ya había comenzado a asolar el país. Con esto el profeta quiere decir que cuando llegaran los caldeos, no quedaría ninguna esperanza de seguridad sino huir a lugares fortificados, y que nadie se atrevería a quedarse en campo abierto. Habla de la cosa como ya presente, porque pronto iba a suceder, y se le representó, en su visión, como ya presente.

Guardemos silencio allí, porque el Señor nos ha hecho callar.Esto puede significar que Dios había permitido que las fuerzas del rey de Judá fueran tan disminuidas que no pudieron defender el país y abrir ciudades, sino que por necesidad debían se mantienen encerrados en sus ciudades fortificadas y dejan el país para ser devastado por todos lados por los caldeos. Y nos ha dado a beber agua de hiel nos ha llevado a graves calamidades para el castigo de nuestros pecados. Buscábamos la paz. Estábamos dispuestos a creer en los falsos profetas, que predijeron tiempos prósperos. Por un tiempo de salud O, por un tiempo en el que deberíamos curarnos; es decir, por un tiempo de paz, en el que podamos recuperar nuestras fuerzas.

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