Estas cosas has escondido en tu corazón, tanto tus favores anteriores como tus presentes, fruncidos. Ambos son según tu propia voluntad y, por tanto, indudablemente coherentes entre sí, por mucho que parezcan. Cuando Dios hace lo que no podemos explicar, estamos obligados a creer que hay buenas razones para ello escondidas en su corazón. No está con nosotros , ni está a nuestro alcance, asignar la causa; pero sé que esto es contigo.

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