Si preparas tu corazón, tu negocio, oh Job, no es pelear con tu Hacedor o sus obras; sino dirigirte a él con oración y súplica, arrepintiéndote sinceramente de todos tus duros discursos y otros pecados contra Dios, y buscándolo con un corazón puro y recto; sin lo cual tus oraciones serán en vano.

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