He aquí, mi testimonio está en el cielo. Además del testimonio de los hombres y de mi propia conciencia, Dios es testigo de mi integridad. El testimonio de los hombres, y aun el que está en nuestro propio seno para nosotros, nos será de poca utilidad si no tenemos un testimonio en el cielo también para nosotros; porque Dios es más grande que nuestro corazón y que el corazón de todos los hombres. ni debemos juzgarnos a nosotros mismos, ni los hombres deben ser nuestros jueces. Por lo tanto, este fue el triunfo de Job, que tenía un testimonio en el cielo y podía apelar a la omnisciencia de Dios con respecto a su integridad. Mis amigos me desprecian, que deberían defenderme de los desprecios y las injurias de los demás; pero mis ojos derraman lágrimas a DiosLe derramo mis oraciones y lágrimas para que me juzgue según mi inocencia y defienda mi justa causa contra los que me acusan y condenan.

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