Por lo tanto, debido a su constante prosperidad, dicen a Dios a veces con palabras, pero comúnmente en sus pensamientos y afectos, y con el lenguaje de sus vidas: Apártate de nosotros No nos turbemos con la aprensión de estar bajo la mirada de Dios, ni ser reprimido por el miedo a él. O le piden que se vaya como alguien que no necesitan, ni tienen ocasión de acudir en busca de ayuda o consuelo. El mundo es la porción que han elegido, y con la que están satisfechos, y en la que se creen felices, y mientras la tienen, pueden vivir sin Dios. Justamente les dirá Dios: Apartaos , que le han dicho que se vaya ; y con justicia les toma ahora la palabra. No deseamos el conocimiento de tus caminosMucho menos la práctica de ellos. Los que están resueltos a no andar en los caminos de Dios, no desean conocerlos, porque su conocimiento sería un continuo reproche a su desobediencia.

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