Su carne estará más fresca que la de un niño. Pronto el enfermo comenzará a recuperarse: estas gozosas nuevas que le fueron entregadas por el mensajero de Dios reavivarán su espíritu y, gradualmente, restaurarán su antigua salud y vigor; para que se convierta en un hombre nuevo en su cuerpo, así como en su mente: su carne se verá tan fresca como cuando era un niño; y volverá a los días de su juventud a la misma constitución saludable y fuerte de cuerpo que tenía en su juventud. Orará a Dios. El enfermo, animado y comprometido a hacerlo, ya sea por el mensaje de gracia antes mencionado, o por la bondad de Dios manifestada en su curación milagrosa. Y le será favorableAl escuchar y responder a sus oraciones, que antes parecía descuidar. Y verá su rostro con gozo. Dios alzará sobre él la luz de su rostro reconciliado; mientras que, antes, o escondía su rostro de él, o parecía fruncir el ceño: en otras palabras, ahora se dará cuenta de que Dios lo mira con gracia y está complacido con él. Porque él pagará al hombre su justicia. Lo tratará como con alguien ahora reconciliado con él por medio del Mediador, y volviéndose del pecado en justicia.

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