Deje que sus hijos sepan. Podemos aprender del mandato dado aquí, y en muchas otras ocasiones, que es nuestro deber indispensable hacer que nuestros hijos se familiaricen bien con las verdades históricas y doctrinales de la religión, desde los primeros relatos que tenemos. de ellos en las Sagradas Escrituras; para que por este medio se pueda sentar un fundamento para su fe, y puedan ser educados en el conocimiento de Dios y de lo que él ha declarado a los hombres y hecho por ellos; para que de allí sean inducidos a amarlo y temerlo, ya vivir para su gloria.

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