Los hijos de Benjamín salieron de Guibeá. Las fuerzas que quedaron en Guibeá para su defensa se lanzaron sobre los israelitas en su retaguardia, mientras que los otros benjamitas combatieron contra ellos en el frente. Y destruyó ese día veintidós milDado que estaban comprometidos con una causa tan buena, y Dios mismo les ordenó que subieran, puede parecer extraño que reciban tal derrota. Pero debe observarse que él solo les pidió que se fueran, pero no les prometió el éxito. E indudablemente eran muy culpables por no pedirle consejo en un asunto tan importante como ir a la guerra con sus hermanos. Porque descubrimos que lo decidieron absolutamente sin hacerlo, y solo preguntaron quién debería estar en la vanguardia de su ejército. Los benjamitas ciertamente merecían un castigo. Pero comprometerse con ellos en una guerra civil era ciertamente lo que no debían haber hecho sin consultar a Dios. Es posible que, si lo hubieran hecho, Dios les hubiera ordenado que enviaran otro mensaje, y ese en SU ​​nombre, a los benjamitas, que podría haber tenido el efecto deseado, sin proceder a derramar la sangre de los hermanos, y exponer la suya propia para ser derramada por los hermanos de una manera tan terrible. Agregue a esto, que estas tribus tenían muchos y grandes pecados reinando entre sí, y no deberían haber procedido a una obra tan grande con manos contaminadas; pero deberían haber sacado la viga de su propio ojo, antes de que intentaran quitar eso del ojo de su hermano Benjamín; lo cual, como no lo hicieron, Dios lo hace por ellos, llevándolos a través del fuego, para que puedan ser purificados de su escoria. Y Dios por medio de la presente mostraría que antes de que intentaran quitar eso del ojo de su hermano Benjamín, lo cual, como no lo hicieron, Dios lo hizo por ellos, llevándolos por el fuego, para que fueran purificados de su escoria. Y Dios por medio de la presente mostraría que antes de que intentaran quitar eso del ojo de su hermano Benjamín, lo cual, como no lo hicieron, Dios lo hizo por ellos, llevándolos por el fuego, para que fueran purificados de su escoria. Y Dios por medio de la presente mostraría quela carrera no es para los ligeros, ni la batalla para los fuertes. Nunca debemos poner ese peso sobre un brazo de carne que solo la Roca de los siglos soportará.

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