Tocó una trompeta para convocar a los que estaban dispuestos a recobrar la libertad de tomar las armas y seguirlo. Y descendieron con él los hijos de Israel, a quien sin duda había preparado por sus emisarios, y reunió en número considerable. Con ellos atacó a los moabitas que estaban en guarniciones al oeste del Jordán, y mató a diez mil de sus mejores hombres; que quebró por completo el poder de Moab y liberó a los israelitas del yugo de esa nación. Tomaron los vados del Jordán por donde solía pasar ese río, para que ni los moabitas que estaban en Canaán pudieran escapar, ni ningún otro moabita pasara el Jordán en su auxilio.

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