Se demoraron hasta que se avergonzaron. Hasta quedaron sumidos en una gran confusión, sin concebir qué podía hacer que durmiera tanto más de lo habitual; y sin saber qué decir o pensar, temiendo que lo molesten o sean culpables de descuido hacia él. Tomaron una llave y la abrieron. Otra llave, siendo habitual en las cortes de los reyes que a más personas que a una se les entreguen llaves de la misma habitación.

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