Él mismo matará al asesino. Le Clerc lo traduce: El vengador podrá matarlo: porque parece ser un mero permiso, no un precepto. Podría, sin ofender a Dios ni peligro para sí mismo, matar al asesino con su propia mano. Pero si no podía o no quería hacerlo, estaba obligado a enjuiciarlo y llevarlo ante la justicia.

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