Cuando viene el orgullo, luego viene la vergüenza. El orgullo, como es el efecto de la necedad, lleva al hombre al desprecio y la destrucción, ya que tales personas están bajo el desagrado de Dios y no son del agrado de todos los hombres. Pero con los humildes está la sabiduría con la cual se les guarda de las acciones necias y perversas que exponen a los hombres a la vergüenza. La integridad de los rectos, etc.

Su sincera obediencia a las leyes de Dios; los guiará. Los apartará de caminos tortuosos y peligrosos, y los conducirá por camino recto y seguro. Pero la perversidad de los transgresores Aquellas maquinaciones perversas con las que diseñan y esperan asegurarse; Los destruirá Serán la causa misma de su destrucción.

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