El testigo falso no quedará sin castigo. Aunque escape a la observación y el castigo de los hombres, no evitará el juicio de Dios. Y el que habla mentira que se acostumbra a mentir, ya sea al declarar en los tribunales de justicia, o en la conversación común; no escapará del justo juicio de Dios, aunque se halague con esperanzas de impunidad, porque el Señor es celoso de su honra y no permitirá que su nombre sea profanado.

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