Tú no digas: Yo recompensaré el mal Mientras vivamos en el mundo, debemos esperar que nos hagan daño, que nos aflijan y que se nos creen muchos problemas injustamente. Pero no debemos vengarnos; no, no tanto como diseñar o pensar en algo así. No debemos decir, no, no en nuestro corazón, devolveré mal por mal; sino que debe esperar en el Señor, a quien pertenece ejecutar venganza, y librar a su pueblo de todos sus enemigos. Debemos referirnos a él, y dejar que sea él quien defienda nuestra causa, o tenga en cuenta a los que nos hacen mal, de la manera y manera que él crea conveniente y en su debido tiempo.

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