El perezoso no arará a causa del frío. El frío de la temporada de arado, ya sea a fines del otoño, hacia el invierno o principios de la primavera. Odia y evita todo trabajo laborioso y difícil, aunque su propia necesidad e interés lo obligan a hacerlo; por tanto, mendigará, y no tendrá nada, ni obtendrá limosna; ni siquiera en la cosecha, ese tiempo de abundancia y abundancia, porque los corazones de los hombres están justamente endurecidos contra ese hombre que, por su propia pereza y obstinación, se ha llevado a la miseria.

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