El que aparta su oído , etc. Que se niega obstinadamente a obedecer los mandamientos de Dios; aun su oración será abominación a Dios, cuya ley desprecia. Dios aborrecerá y rechazará su persona y todos sus servicios. “Él”, dice Lord Clarendon, “que no escuchará lo que Dios manda, ni hará lo que le ordena, no tiene ninguna razón para fingir pedirle nada. Si vivimos como paganos o infieles, nuestras oraciones cristianas solo afrentan su majestad, y nuestras alabanzas deprimen su gloria ”. ¡Lector, marca esto!

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