¿Ves un hombre apresurado en sus palabras, o más bien, en sus negocios? ¿Quién es temerario y embriagador en el manejo de sus asuntos? Más esperanza hay de un necio que se da cuenta de su necedad y está dispuesto a escuchar los consejos de los demás, que de él, porque tiene confianza en sí mismo y no considera las cosas seriamente en sí mismo ni busca el consejo de los sabios.

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