Pone sus manos al huso. Con su propio ejemplo, provoca a sus sirvientes a trabajar. Y aunque en estos últimos y más delicados tiempos tan mezquinos empleos han pasado de moda entre las grandes personas, no lo fueron en épocas anteriores, ni en otros países, ni en esta tierra; de donde todas las mujeres solteras, hasta el día de hoy, son llamadas, en el lenguaje de nuestra ley, solteronas.

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